viernes, 15 de enero de 2010

Haití

Que bien viene un oportuno desastre natural para vender solidaridad y comprar de saldo buena conciencia. Hasta la próxima catástrofe. El capitalismo es así: todo lo convierte en mercancía a su antojo. Hoy es Haití, ayer el tsunami asiático, mañana ya veremos. La mano ciega del mercado global (y de sus fetiches y dioses únicos) tienen una veta inagotable en la pobreza: de ella se nutren, ella es su razón de ser aderezada con unas gotas de ignorancia y un aliño extra de miedo atávico a las fuerzas desatadas de la naturaleza. Ahora vamos a reconstruir Haití: su torre de control del aeropuerto, sus hoteles de renombre, sus infraestructuras turísticas de lujo, su palacio presidencial y el de justicia, su catedral… A la población le ofreceremos agua mientras tanto y migajas de comida racionada, barracones de quita y pon, curaremos aprisa y corriendo sus heridas, enterraremos sus cuerpos descompuestos y le daremos palmadas de condolencia en el hombro. Y regresaremos con una postal de la aventura. ¡Qué personas más cojonudas somos! ¡Pobre gente la gente pobre! Quizá volvamos en un viaje de placer pasados unos años para observar que siguen igual, a la espera del siguiente terremoto, en la miseria camuflada en sus simpáticas y exóticas sonrisas. Y vuelta a empezar. El círculo infernal del capitalismo engulle todo: crisis, movimientos telúricos, derechos humanos y justicia social. Y siempre sale más engreído y estúpido, más gordo y robusto. Hasta que no degluta el planeta entero no cejará en su empeño de explotar hasta la última plusvalía de su propia irracionalidad.

PARA INFORMARNOS

http://www.cubadebate.cu/reflexiones-fidel/2010/01/15/la-leccion-de-haiti/

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=98680

http://www.publico.es/espana/285653/munilla/recomienda/terremoto/haiti/zapatero/evite/acercarse/tomar/comunion

http://www.publico.es/internacional/285813/patrobertson/haiti/maldito/pactodiablo

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