Disfrazadxs de maniquíes, cargados de cacharros absurdos, maquilladxs hasta el hartazgo y con etiquetas que marcaban el precio por el que podían comprarnos, deambulamos por las calles del centro animando a la gente que por allí pasaba a consumir sin límite. Deseamos a todo transeúnte unas felices compras y un próspero consumismo renovado, nos tiramos en el suelo, como objetos dispuestos en un estante de asfalto esperando a ser comprados, también entramos al Corte Inglés para hacer amigos con otros maniquíes que estaban secuestrados allí. Un guardia de seguridad nos siguió durante nuestro recorrido. Finalmente, ofrecimos gratuitamente una clase de flamenco popular.
EL CONSUMO TE CONSUME
Machete al anarcomacho
Hace 10 años
A veces nos convertimos en verdaderos maniquíes: incómodos, pasando frío, ridículos... pero taaaan monos...
ResponderEliminarQué bueno el teatro de calle, ains...
Saludetes